16 de Septiembre de 2025
01 de Octubre de 2025
El sector carnavalero se fortalece con aportes de la Universidad Pública
El carnaval es una de las temáticas que UADER aborda en el marco de su política de diplomaturas. Carina Bradanini protagonizó diferentes instancias en ese ámbito y narra parte de su experiencia, que vincula saberes de la academia con el territorio.


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A través de las diplomaturas, la Universidad Autónoma de Entre Ríos (UADER) responde a las demandas de actualización en el territorio provincial. Son propuestas de formación, capacitación y perfeccionamiento en áreas temáticas específicas y de corta duración. Se dictan en articulación con sectores productivos, sociales y culturales. Cientos de personas acceden a estos espacios todos los años.
El sector carnavalero, de gran impulso en Entre Ríos en el último tiempo; con una larga historia y un fuerte arraigo en las comunidades de diversas localidades, es uno de los ámbitos que se ha visto fortalecido por los aportes de la UADER en relación a su política de diplomaturas.
En 2016 y 2018 se dictaron cohortes de la Diplomatura en Fiesta Popular del Carnaval Regional, de las cuales egresaron 70 personas. Además, se dictaron cursos de capacitación sobre técnicas de carnaval, organización de fiestas populares y jurados de carnaval del litoral.
Este año, de julio a diciembre, se lleva adelante junto a la Municipalidad de Gualeguaychú la Diplomatura en Industrias Culturales aplicadas al Carnaval; y también se ha diseñado una nueva propuesta sobre Arte de la Fiesta Popular del Carnaval Regional.
En muchas de estas instancias, Carina Bradanini ha sido protagonista, ya sea como participante alumna o como docente, además de su pasión personal por el carnaval. Ella es docente de UADER en la sede Concordia de la Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales; y cuenta parte de este recorrido dentro del mundo del carnaval, en relación con la universidad pública.
Trayectoria de formación y docencia
“Soy licenciada en comunicación social por la Universidad Nacional de Rosario; especialista en educación abierta en entornos virtuales por la Universidad Nacional de Santiago del Estero; posgraduada en gestión cultural por la Universidad Nacional de Córdoba; y diplomada en arte y territorio por la Universidad Nacional de San Martín”.
“Además, soy diplomada en formación en perspectiva de género y en extensión crítica; y participé de la primera cohorte de la diplomatura en Carnaval, todas propuestas de UADER. En 2019, gracias a una beca del Fondo Nacional de las Artes, realicé un curso completamente nuevo, que no existía como trayecto formal hasta entonces, para jurados de carnaval del litoral”.
“Mi trayectoria carnavalera es larga, de casi 30 años. Fui pasista, figura, aguatera, parte de la armonía, que son los que asisten en la puesta en escena; también asistente, fiscal, gestora, dirigente de una comparsa, periodista especializada. Y desde hace dos años, soy ritmista: toco el agogó en la Batería Nota 1000, una de las más grandes de Argentina. Compongo letras para sambas enredos. Y por supuesto, soy jurado, algo que me ha llevado a participar de casi todos los carnavales del litoral, que tienen puestas en escena muy valiosas e identidades que hay que preservar”.
“Participé como jurado en Corrientes, la capital nacional del carnaval; en el carnaval vigente más antiguo del país, el de Paso de los Libres, donde fui seleccionada con jurados de Río de Janeiro; en la capital nacional del carnaval artesanal, Monte Caseros; y en carnavales de todo Entre Ríos. El carnaval me atraviesa en lo personal, lo académico y lo artístico”.
Universidad y territorio
“En la diplomatura de este año, en Gualeguaychú, mi rol es de coordinadora académica. Supone la curaduría de los contenidos y las propuestas de metodologías que me parezcan pertinentes para ese espacio. De algún modo, cumplo un rol de facilitadora para rescatar el saber del territorio, ponerlo en escena, sistematizar, aportar lo propio y lograr un saber nuevo. Mi formación en extensión crítica en UADER, me permite aportar una mirada en ese sentido. También hay que brindar acompañamiento a los estudiantes, muchos de los cuales hace mucho que dejaron la educación formal, aunque tienen una formación práctica e informal muy contundente”.
“Todas las diplomaturas en el territorio crean saberes de valor. En cada encuentro, en lo cotidiano de estos espacios, hay intercambios entre docentes, estudiantes y directores; y en esa interrelación, en ese trasvasamiento entre un ámbito y otro, es que se crece. Cada trabajo en territorio nos pone frente al cuestionamiento de nuestra tarea docente tradicional. Hay saberes que ya tienen un sistema establecido, pero también hay una pedagogía de la onomatopeya, de la puntada, de la mirada, de la oralidad, muy arraigadas al carnaval, que es de muchísimo valor. Hay que rescatarlas, ponerlas en escena, utilizarlas en nuestra práctica académica, reconstruir colectivamente”.
“El territorio ya tiene saberes arraigados, identitarios, que nos definen como región, como país y como continente. Debemos apropiarnos de ese valor. Desde los espacios académicos suele descalificarse el carnaval, sobre todo el carnaval del litoral, un carnaval de cuerpos expuestos, de shows masivos, de destino turístico establecido. Toda esa dimensión comercial del carnaval del litoral, muy valiosa, que mueve mucho a las economías locales, se cuestiona mucho en la academia. Entonces, que la universidad no sólo permita sino que además aliente el rescate de esos saberes, hace que nos entendamos mejor como sociedad, que aprendamos a mirarnos de otra manera. Eso me parece lo más positivo: esa hibridación, diría García Canclini, permanente de arte, conocimiento y producción. Creo que ni la universidad misma a veces se da cuenta cuánto valor pone en el territorio. Y el carnaval, a pesar de por ahí emite algunas quejas porque siente que su espacio está siendo observado, rescata esto de ser universitarios, porque pone dentro de sus comisiones gente formada”.
Hacia el futuro
“Debería mejorarse la forma en la que comunicamos nuestros logros. Deberíamos poner en escena con más asertividad, por ejemplo, cuántos de nuestros graduados, gracias a ese trayecto de las diplomaturas, trabajan como jurados de carnaval. Cuántos de esos diplomados, empezaron a crear nuevos espacios laborales. Cuántos son gestores culturales en carnaval, cuyo trabajo es establecer las redes”.
“Me gusta citar una frase de Mijaíl Bajtin que dice: la llama única del carnaval está destinada a cambiar el mundo. Y vaya si lo hace. Solamente pensemos en cómo los corsódromos cambian los territorios, cambian los paisajes urbanos; cómo los carnavales cambian las percepciones de los y las cuerpas; cómo cambian los espacios de creación, de arte y cómo piensan las jerarquías de manera diversa. Son un espacio de resistencia. Tanto que la universidad es capaz de poner en escena esa llama única y cambiar su mirada del mundo”.
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